miércoles, 27 de febrero de 2013

Celebración familiar

Son las doce horas, un minuto y quince segundos. Papá está cada vez más rojo y no para de emitir extraños jadeos estrangulados. Estoy enfrente de él, observando atónito la figura atribulada de mi madre, que lo agarra por detrás.
Cinco, seis, siete... mamá descarga golpes rítmicos y secos sobre el pecho de papá; lo hace sin piedad, con ese rictus rabioso que se le pone cuando Berta y yo nos peleamos.
Diez, once... la boca de papá se abre tanto que me recuerda al Spinosaurus que me regaló la semana pasada. Entonces papá me ataca…y lanza una uva perfecta que se estampa contra mi cara.

Morgana ML 

No hay comentarios: