miércoles, 22 de mayo de 2013

Blanco sobre negro

El Tribunal apreció cierta rigidez en su mirada azul, la cual parecía incomodar sobremanera a todos, menos a su madre. Muchos de los presentes increpaban salvajemente a Sokhna y arrancaban mechones de su cabellera clara. La muchacha temblaba, y apenas alcanzaba a bajar su cabeza y entrever sus pies blancos rodeados. El más anciano del tribunal agitó los brazos y emitió un cántico endiablado. Dos hombres la cogieron en volandas y acataron las órdenes. Sokhna  buscó desesperada  los ojos oscuros de su madre, pero los perdió entre la marabunta negra. Más allá, sintió un destello punzante que atravesó su cuello.

Para concurso microcuentos by Morgana M.L     

viernes, 17 de mayo de 2013

Mis primeros haikus

¿Volverás amor
con otro amanecer
y mariposas?

Ríe el niño,
y las mil flores blancas
se prendan del sol.

Canta un grillo
al son de tus palabras
y de mis pasos.


Acercamiento al haiku by Morgana M.L  

jueves, 16 de mayo de 2013

Recuerdos

Para el concurso de poesía de "Diario de Mujeres":

            En cada arruga de su rostro añorado
se dibujan  hilos de memoria tierna.
Busco en mis recodos su olor a lavanda,
y  me paseo en su regazo, que inspira calma.
Mujer robusta y abnegada,
y dulce, y delicada.
Bajo las estrellas me baño de su risa.
Bajo las estrellas,
me resbala una lágrima.
Y en este hoy incierto,
tan incierto,
nado en su recuerdo, y en mi infancia.
Y hoy que me siento viejo y cansado,
acaricio su mano esculpida en años,
que es mi mano.
Mis arrugas se funden en palabras.
Y te evoco, abuela mía.
Y hoy que la vida es un regalo,
respiro consuelo en tu presencia eterna.
Mi  noche trae gotas de tristeza larga…
Y exhalo en cada calada incierta,
una mirada lejana
de aquel que un día fue niño
y tuvo la dicha de disfrutarte.
La brisa mece mi cuerpo
mientras silba
y me duermo calmo, entre tus brazos.

Para concurso poesía by Morgana M.L   

jueves, 2 de mayo de 2013

El encantador desencantado

Disfrazado de vendedora de manzanas recorría los hogares de las bellas damiselas del lugar. Portaba un canasto de suculentos frutos rojos y brillantes, que impregnaba previamente con su elixir de amor. Ni los aromas de perfumista, ni las vasijas mágicas de alfarero ni los pinchazos con su huso de hilandera funcionaron. La boca que sucumbiera a su manzana habría de pertenecer a la mujer que saciara su búsqueda de amor.  Si la pócima fallaba de nuevo,  otra mujer enloquecida y entregada sin razón reforzaría su recurrente vacío. Entonces,  él  tendría que dormir para siempre a una bella más.

Para concurso microcuentos by Morgana M.L